LONDON TANGO




















14/11/11 Recuerdan el dicho "casa de herrero, cuchillo de palo"?? bueno... somos un grupo de 20 argentinos en LBS (entre estudiantes y novias/esposas) y conformamos un gran cuchillo de madera porque NINGUNO sabe bailar tango. Una verguenza nacional, un espanto! Y sé que mi tía me va a querer matar por esto, porque me consta que intentó llevarnos a mi y a Joaco a las milongas porteñas para enseñarnos unos pasitos, pero al final nunca fuimos... y ahora aquí estamos: los argentinos en Londres que NUNCA bailaron tango.
Pero como algunos dicen... parece que hace falta irse para valorar las cosas, extrañarlas y mirarlas desde otro ángulo. Es automático, uno se pasa la vida en Buenos Aires comiendo delivery chino, sushi, pizza y fusiones de comida asiática con peruano, y de repente despega de Ezeiza y al instante le dan ganas de comerse 1 kilo de dulce de leche, 2 cajas de alfajores y 3 kilos de asado... es inevitable!! Y lo mismo pasa con el tango... a uno le aburre lo que abunda, pero cuando no lo tiene más, le da el antojo por probarlo.
Bueno, cuestión que el jueves pasado cuando una francesa sugirió ir a una milonga en donde dan clases de tango, los argentinos nos anotamos enseguida!! chochos y divertidísimos, como si nunca hubiéramos tenido la oportunidad de hacerlo anteriormente. O sea, MUY cara dura lo nuestro!!... pero que importa... total acá quien sabe???. Encima era justo el cumpleaños de Martín, uno de los argentinos, asique nos vino bárbaro!! Que mejor que hacer un festejo temático!!
Y partimos como expertos, Joaco con sus zapatos de suela y yo con mis tacones altos. Nos encontramos con el resto del grupo, que además de los argentinos, integraba gente de TODOS lados y nos tomamos unos taxis antiguos rumbo a la milonga para bailar unos London tangos. Encima la noche estaba fría y brumosa... y todo se veía borroso y viejo desde las ventanas empañadas del taxi inglés de los años 50. La escena era nostálgica, sin dudas... y ya se empezaba a palpitar el ambiente meláncolico del tango. Y si a eso le sumamos que la milonga en cuestión quedaba en la loma del quinoto y que tardamos como 40 minutos en llegar, LISTO! ya estábamos de vuelta en Buenos aires por todo lo que habíamos tardado.
El edificio era una iglesia vieja fuera de funcionamiento, ahora transformada en una casa de milonga y tango (porque como ya les conté en algún otro de mis relatos, resulta que acá hay iglesias convertidas en Lofts, departamentos, oficinas y aparentemente también en lugares de bailes nocturnos y tragos). Ahora no solo iba a estar bailando tango por primera vez en LONDON, sino que encima lo iba a hacer adentro de una iglesia, mientras festejábamos un cumpleaños. Puede esto ponerse más raro?? no creo, ya es demasiado.
El lugar era perfecto: antiguo, oscuro, con olor a madera vieja y con techos muy altos. Y la decoración era bizarra, con luces tenues, algunas velas, animales petrificados, objetos locos y muñecos siniestros por todos lados. Y así empezó la clase, en el medio del salón, con una profe (argentina, of course) que nos empezó a mostrar los pasos básicos. Lo primero que dijo fue muy claro: "en este baile el hombre domina y la mujer lo sigue con docilidad y delicadeza pero firme en sus pasos". Y listo!! suficiente para que se arme un bolonqui y empecemos, cual autitos chocadores, a rebotar por todos lados. En nuestra defensa, debo decir que éramos muchas parejas y era muy difícil no chocarnos. Pero además de los tropezones entre parejas, había pizotones internos entre hombre y mujer del mismo bando. Era un desastre!! Y Joaco y yo que encima discutíamos porque yo le decía que iba muy rápido y él me decía que me calle, cierre la boca y lo siga "dócilmente" como la profe me lo había mandado. Por dios!! esto no iba por buen camino... abort plan!! de inmediato!! Pero de repente la profesora tuvo una idea brillante: cambiar de parejas y seguir bailando. Santo remedio!! la mujeres nos tuvimos que callar la boca (porque no daba andar peleando con otro), y los hombres finalmente pudieron dominarnos. Después volvimos a nuestras parejas originales hechas unas seditas... pura "docilidad y delicadeza", éramos un encanto.
Aprendimos un par de pasos más y cada vez más complicados... pero BUENÍSIMOS!! el tango me gustó muchísimo, y a pesar de la verguenza y de sentirme una tonta por no haberlo bailado antes, en el fondo me sentí orgullosa de haber aprendido... tarde o temprano.
Después nos quedamos ahí, charlando, festejando el cumple, comiendo y tomando unos tragos... y como ya se había acabado la clase de principiantes, empezaron a llegar los más expertos, la gente que venía regularmente por el solo placer de bailar unos tangos. Me paré al costado de la pista a mirar a este grupo de gente, de todas las edades y razas, que bailaban espectacularmente y apasionados... y pensaba en lo increíble que es este baile en donde los símbolos son tan sutiles y los movimientos tan claros. De repente se me acerca un señor inglés de unos 70 años y me invita a bailar, y aunque le dije que no SABÍA NADA, insistió en que no importaba, asique no tuve otra que aceptar y dejarme llevar. Para el pobre señor debe haber sido un embole bailar conmigo, pero para mí fue un golazo!! fue como tomar 3 clases juntas, me enseñó muchísimo, y al pasar de 4 canciones ya sentía que había aprendido un montonazo!!
Fue todo MUY divertido!! y muy productivo... fue como volver un poco en el tiempo y un poco en el espacio.
Y parece hacerle honor a este evento voy a acudir a lo OBVIO y les voy a dejar la letra de un tanguito de lo mejor. Aca va... para ustedes con amor..

VOLVER (1934)


Letra de Alfredo Le Pera

Música de Carlos Gardel


Yo adivino el parpadeo

de las luces que a lo lejos

van marcando mi retorno.


Son las mismas que alumbraron

con sus pálidos reflejos

hondas horas de dolor.


Y aunque no quise regreso,

siempre se vuelve al primer amor.


La quieta calle, donde un eco dijo:

"Tuya es su vida, tuyo es su querer",

bajo el burlón mirar de las estrellas

que con indiferencia hoy me ven volver...


Volver

con la frente marchita,

las nieves del tiempo

platearon mi sien...


Sentir

que es un soplo la vida

que veinte años no es nada,

que febril la mirada

errante en la sombra

te busca y te nombra...


Vivir

con el alma aferrada

a un dulce recuerdo

que lloro otra vez.


Tengo miedo del encuentro

con el pasado que vuelve

a enfrentarse con mi vida;


tengo miedo de las noches

que, pobladas de recuerdos,

encadenen mi soñar...


¡Pero el viajero que huye

tarde o temprano detiene su andar!


Y aunque el olvido, que todo destruye,

haya matado mi vieja ilusión,

guardo escondida una esperanza humilde

que es toda la fortuna de mi corazón

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