FROM THE LAND OF THE RAISING SUN

17/12/2012 Japon es iluminador, como el sol que nace a la mañana y te hace abrir los ojos para despertarte. Viajar por acá es ser testigo de un país que se despierta y se levanta cada día con el objetivo de crecer e ir para adelante. Esta nación ha sufrido cosas tremendas, bombas atómicas, terremotos y tsunamis... y a pesar de todo, se recupera siempre, pase lo que pase. Las ciudades son relucientes y la naturaleza, cuando permanece calma, es simplemente despampanante.
Lamentablemente estuvimos pocos días y no llegamos a recorrer la isla completamente, pero nos llevamos un buen panorama habiendo visitado dos de las ciudades más importantes: Tokyo y Kyoto. Dos lugares preciosos que así como tienen de invertido el nombre, también tienen invertido TODO. Tokyo es moderna, dinámica y gigante, y Kyoto es por el contrario antigua, tranquila y manejable.
En Tokyo no paramos... pasamos unos días muy intensos tratando de recorrer todos los barrios, paseos y mercados. Y creo que en gran parte lo logramos!. Para empezar fuimos al Tokyo más antiguo y cultural en el barrio "Ueno", en donde hay muchos museos y un parque DIVINO lleno de templos centenarios y árboles espectaculares. Tengo que confesar que tengo una debilidad por los árboles, las plantas y las flores... la naturaleza me fascina y en Japon me volví loca por la riqueza de sus paisajes. Mientras caminábamos por este parque mágico con los árboles radiantes de colores otoñales, yo me sentía adentro de una de esas pinturas de biombos con panoramas orientales exéntricos... que yo hasta ahora pensaba que eran imaginarios. Las especies que hay acá en Japon, nunca las había visto en otro lado... los colores son de otro mundo... hojas amarillas y naranjas refuljentes que se mezclan con las torres de los templos y sus campanarios.
Lo gracioso es que en el medio de mi sueño real de biombos, templos y del otoño pintado, nos encontramos en el medio del parque con una bandita de bolivianos tocando la quena y la guitarra y dando todo un espectáculo. Y no es la primera vez que los vemos!! ya habíamos visto otra bandita en Hong Kong... y resulta que tienen un éxito bárbaro. Se ve que a los asiáticos les copa la música tradicional boliviana casi tanto como les gusta el tango. O sea... a ver si me entienden... los japoneses son FANATICOS del tango!! y perdonen, pero tengo que confesar que me dio un poco de risa ver a un tanguero japones cantando en la calle con su bandita y rodeado de gente aplaudiendo y admirando. Es como que no pega el tango en japones!! pero aparentemente acá si pega y mucho... porque no sé si se acuerdan, pero fue una pareja de japoneses los que ganaron el último campeonato mundial de baile del tango. Y Joaco y yo no sabemos ni hacer un pasito... que verguenza!! hasta en eso nos pasan el trapo.
Pero no somos los únicos humillados porque los japoneses todo lo que copian o adoptan de otros lados, lo hacen mejorado. Por ejemplo, en el medio de Tokyo hay una copia de la Torre Eiffel, que en realidad es una antena de comunicaciones a la que decidieron darle un touch francés... y a lo grande! porque la hicieron más alta que la original parisina... o sea: "ON YOUR FACE!". Con Joaco subimos hasta arriba porque nos lo habían recomendado... y efectivamente la vista de la ciudad es imperdible!! se ve absolutamente todo, hasta el mar, las montañas y los volcanes.
También fuimos al Palacio imperial y a los barrios más famosos y populares. El Palacio es lindísimo y esta rodeado de un parque gigantesco al mejor estilo Central Park... forma un oasis verde en el medio de la ciudad de cemento y modernidad. Y desde allí empezamos a pasear por el Tokyo céntrico: el barrio "Ginza" que es lujoso y tradicional y "Shibuya" que es un barrio de locura surreal... Una especie de lugar ficcional, lleno de luces y personajes extraños. Uno va caminando por ese mar de gente y de repente no se sabe si está rodeado de personas, de alienígenas o de muñecos adornados... porque algunos japoneses adolescentes curten una onda de vestirse cual personajes de dibujitos animados. Se puede pensar que estan RE LOCOS o simplemente que "les falto chirlo"... como diría mi hermano.
Después de ese Tokyo de dibujitos vivos y coleando, nos fuimos a otro lugar de fantasía digno de un cuento de hadas... o de gheishas, para ser más exactos.
Nos tomamos un tren bala, y al paso de dos horas y 500 kilómetros ya habíamos llegado al centro de Kyoto. Una maravilla absoluta!! Y estos trenes están por todo Japon, conectando al país entero en un abrir y cerrar de ojos. Yo estaba fascinada, mucho más cómoda que en un avión y mirando el volcán Fuji por la ventana.
Y perdonen el paréntesis, pero no puedo dejar de pensar en la pobre Kris!! que cuando quiso hacer un tren bala en Argentina la vetamos y abuchamos... pero imagínense lo que hubiera sido eso: estar viajando a 250 kilómetros por hora y que el tren se quede sin frenos por falta de mantenimiento. O sea, más que un tren bala eso hubiera sido un conjunto de giles haciendo el papel de balas humanas. Patético! Sería bueno que esta "capa-mafia" primero se encargue de mantener los trenes comunes y de hacer rutas como la gente... en lugar de dedicar su tiempo a llenarse los bolsillos saqueando al país, empobreciendo a la gente y expropiando todo. Es siniestra y desagradable.
Pero paréntesis aparte y volviendo a Kyoto... es emocionante ver que todavía quedan lugares como este!! PRECIOSO!! lleno de templos milenarios con jardines soñados. Los famosos jardines japoneses en su máxima expresión en el medio de unos paisajes montañosos alucinados. Ellos tratan de replicar el Eden mismo en el diseño de sus parques... y es increíble, pero lo han logrado. Caminar por esos lugares era, de vuelta, como estar en un cuadro. Los pinos, la disposición de los arbustos y las flores, todo rodeado de cascadas y pequeños lagos... Joaco se reía porque mientras la gente le sacaba fotos a los templos, yo estaba más concentrada en captar la composición de los distintos verdes de algun pino o arbol centenario.
La ciudad está llena de casas antiguas japonesas, construídas todas con materiales naturales y adornadas con sus techitos enrulados... las calles angostas y cruzadas por algun arroyo serrano... el sonido del agua en el centro de la ciudad y uno que otro puente colorido por los que la gente cruza de lado a lado. Kyoto es lindísimo... y ni me quiero imaginar lo que debe ser en primavera cuando estan todos los cerezos florecidos al máximo!! Un espectáculo.
De repente nos cruzábamos con alguna Geisha y empezábamos la persecución disimulada típica de un turista buscando un objetivo fotográfico. Para nosotros son todo una rareza, pero para ellos son una parte de su cultura de la que están muy orgullosos. A diferencia de lo que muchos creen, no son prostitutas sino entretenedoras... ellos las definen como "obras de arte vivientes" porque toda su manera de ser, de vestir y de entretener tiene que ver con algo muy bello e interesante. Y doy fe de que adornan la ciudad como si fueran seres fabulosos y esculturales, sus kimonos son PRECIOSOS y todo en ellas es una experiencia estética atrapante.
Al final solo puedo decir que no me quedan muchas más palabras para este viaje porque aunque intento hacerle justicia, Japon fue para mi un lugar indescriptible de esos que vale la pena vivir y sentir... más que seguir contando. Lo único que quisiera es terminar con lo que más me gustó de este lugar de sueños que sigo soñando:
Un día fuimos con Joaco a un pueblo a unos pocos kilómetros de Kyoto a ver un famoso bosque de bambues del que nos habían hablado. O sea... me voló la cabeza. Estar ahí en el medio de esa selva de troncos delgados y elegantes, con el sonido de las hojas que bamboleaban con el viento suave... yo no podía creer que tenía el privilegio de estar en un lugar tan absolutamente fascinante.
Lo voy a poner estos terminos:
Cuando me muera no quiero ver un tunel de luz como Victor Sueiro..
Simplemente desearía volver al bosque de bambues con el sonido dulce de las hojas bamboleantes... nada más que eso... y caminar con Joaco por allí, tranquila y felíz hasta llegar a este lugar de jardines paradisíacos y encontrarme a Dios aquí... en este Eden de montañas y naturaleza exuberante.
Mientras tanto sigo soñando en esta vida maravillosa que sólo es un avance de lo que Dios está tramando para mi verdadero viaje, el definitivo... el inigualable.

Besosss!! los quiero y extraño!!

pd: hagan click en la foto para ver las demás que van pasando.


Tokyo-Kyoto

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